sábado, 27 de abril de 2013

Por amor a tu piel

Nena;
el ayer ya fue,
desnuda tu cuerpo y entrégate al placer,
cierra los ojos,
serás mi papel,
sobre ti mis más dulces versos yo eyacularé.

Mujer, tu cuerpo es un pastel,
yo soy diabético y aun así lo probaré.
Que el calor a ambos nos envuelva a eternamente,
te lo prometo,
desnudos en mi cama terminaremos volando,
deseando que esto jamás acabe,
el roce de nuestras pieles es mágico, algo en ti me enciende leve.

Yo prometo,
la cordura dejar atrás,
juro por esta noche que la pasión y la ternura ciegamente nos gobernará,
nos guiará,
por el sendero de la paz…
Armoniosa sensación,
hasta el amanecer durará,
juro que despertarás y extrañarás mi cuerpo haciéndote compañía.

Y aunque te prometí que esta llama jamás se extinguiría,
me necesitas a mi para mantenerla ardiendo en tu día a día.


viernes, 26 de abril de 2013

Calle 46


Barnicé mi imaginación con emociones perdidas,
podridas yacían y ahora ya son parte de mi vida,
los sueños quebrados comí y uní,
me inyecté esa esperanza que ilegalmente robé de ti. 
Aun así no siento nada, la superficialidad de  mi mascara se ve gastada,
derrumbada cuando por mis ojos llueven las aguas.
Chubascos y nubosidad parcial,
es mi panorama y si te disgusta me da igual.
Que cruel mi corazón si te guiña el ojo, 
que cruel tu, que encuentras la llave y aun así cambias de cerrojo.
Si, esto es todo,
la suavidad se evaporo y más tarde me llovió por los poros.
¿O por los peros?

No recuerdo muy bien cómo es que me convenció este maldito infierno,
me enamoré de este laberinto y ahora la salida me la escondo yo mismo.
¿Enojo o pena?
La respuesta puede ser cualquiera…
Respondería aunque mi otro yo no quiera,
resulta que lo que escribe me define,
por cambiar esto yo daría lo que fuera,
daría mi integridad física y emocional,
aunque lo que queda de ambas solo sea un espasmo,
un fantasma.
Me pena y me pesa en la conciencia,
al sentido de la vida yo le resté la ciencia y la eficiencia.

Yo…
De escribir siento hambre.
Si los versos no escupo ellos de a poco me devoran,
no se demoran, 
no se toman su tiempo,
me dejan seco de vacío y sentimiento.
Variabilidad emocional abunda en mi, 
algo liviano me pesa, 
todo lo que busque lo encuentro al fin en ti.
Cuando me leo, 
leo a las mismas sombras,
abrazo mis miedos y ellos arrancan espantados,
lloran tumores de mares salados.

Se trisa mi sonrisa y la risa se torna oscura,
la brisa de mi pasado arrasa con intenciones futuras,
me rio y cede la sutura.





miércoles, 24 de abril de 2013

Punto final (x3)


No es fácil describir un viaje así.
Tan profundo y tan poco corriente.
Tan... Tan frio.

Así es, un infierno helado, un paraíso de sueños congelados, el único lugar que me ha revelado las importancias de las acciones del pasado.
Si te soy sincero te mentiré:
Ya no queda más que la culpa emborrachada en copas de lagrimas pasadas.
El sueño que se congeló esperando el cálido verano y ahora flota olvidado en este infinito infierno salado.
Infinito como tu mirada clavada en mi mirada empapada, empapada por tus promesas pasadas, presentes y futuras.
Yo se que este viaje no tiene fin, continua cada vez que abro mi cuaderno para escribir.
Tornado de emociones confusas...

¿Es esto acaso lo que llaman felicidad?
Yo sigo caminando entre mis miedos, me doy cuenta que en momentos me dejo dominar por el sucio ego.
En el espejo veo como mi reflejo se burla y me grita.
Me podría detener, pero mi orgullo me detiene, 
seguir adelante es mi motivación personal,
tenerte en mi cabeza es la única forma que conozco de volar y 
con nuestras manos tomadas ya perdí el miedo a aterrizar.

Me has enseñado a soñar sin necesidad de dormir.
El miedo a perderte ya desapareció,
las ganas de disfrutarte son ahora las que gobiernan mi corazón,
solo provocas pasión, 
al temor le dije adiós.

Eres tu... la pieza que faltaba,
de este rompecabezas que hace años ya estaba rompiendo mi cabeza.
Siéntete responsable por toda esta felicidad,
eres tú la que apaga mi fuego infernal,
me resucitas y a pedido mío me vuelves a matar.



jueves, 18 de abril de 2013

Periplo de ti


Me gusta pensar que en algún tiempo más
cercano o futuro
asolado o desolado...
Tu leerás mis escritos.
Tu abrirás las apolilladas, olvidadas y por qué no quemadas hojas de mi alma,
y dirás:
Esto es conocido para mí.
Que una decidida sonrisa con aspecto tímido se dibuje en tu cara... 
Causando así un temblor que derrumbe los pilares que tu creías más fuertes.
Que te haga dudar y si tengo suerte sudar.
Que pienses momentáneamente en la tonta posibilidad,
en la innecesaria y peligrosa decisión
de volver a necesitarme,
de volver a hablarme.
Esto es un periplo y tu y yo somos el principio,
y hasta ahora no hay fin... 
No olvidemos jamás como sonreír.

Como dijo un buzo amigo mío:
"Hasta que el pangea deje de existir"
Y si, nena afírmate, que esto es real.
Somos el destino, sobornando egoístamente al azar...
Ambos somos necesarios.
No la palabra no es necesarios, es importantes.
Como las estrellas para el cielo
como el oxigeno en mis pulmones
como tu mirada clavada al hielo
como tú a mi
como yo a ti.

Periplo, tu y yo;
No hay regreso: Solo los dos.


sábado, 13 de abril de 2013

El hombre que murió de sueño [Capitulo 8]


La gente comete el error de pensar que la felicidad es un sentimiento de larga duración, tratan de ser felices las veinticuatro horas del día y no se dan cuenta de la importancia de las otras emociones.

Aprendí que la felicidad no son más que pequeñas instancias repartidas a lo largo de nuestras vidas,  las que debemos saber disfrutar y no permitir que pasen desapercibidas.


Inmediatamente Lucia me miro y empezó a hacer molestas preguntas sobre que significaba el otro incendio y si yo tenía algo que ver con el supuesto asesinato. No hice más que guardar silencio y pensar en cómo me iba a zafar de esta, quizás no había salida, no soy un tipo que este acostumbrado a este tipo de emociones, creo que deberé adaptarme.
-Alex, respóndeme por favor- Lucia parecía molesta.
-Sí, yo tengo todo que ver con todos los demás incidentes- seguí acelerando- ¿Y qué?, aun no tienen como comprobar que fui yo.
-¡Tienen una foto tuya!- dijo mientras bajaba el volumen de la radio.
-Pero aun así no tienen como saber mi paradero actual- me detuve un momento- mejor dicho, nuestro paradero actual, te recuerdo que también te buscaran a ti por el asesinato del Tipo X.
-¿Tipo X?- preguntó enseguida. Creo que me había equivocado.
-Quise decir Matías.
Había “metido la pata”. 
Seguimos por el inicio de la carretera buscando algún lugar con cajero para sacar dinero, hasta que encontramos una pronto copec, situada cerca del terminal Pajaritos. Manejé hasta el lugar de minusválidos y estacioné, ahora por fin podía usarlo sin sentirme culpable, mi pie me dolía un montón.
Me baje lentamente mirando de un lado a otro buscando algo que me pareciera sospechoso, no vi nada.
Cerré la puerta y enseguida presione el botón para activar la alarma del auto.
Pip pip.
Entre al negocio y en la cara me golpeó una brisa fría, era el aire acondicionado, que molesto, pensé, ahora era probable que me agarrara un resfriado. La gente enseguida se puso a mirar mi ensangrentado pantalón, fue un grave error no haberle pedido a Lucia otros para cambiármelos como lo había hecho con la polera. Me acerque al cajero mientras ella compraba unas cosas para comer y para tomar seguramente.
-¿Te compro un café?- preguntó casi gritándome.
Con la mirada asentí y me fui al cajero, me pare enfrente y saque de mi bolsillo la billetera, lentamente deslice la tarjeta de crédito que tenía más de dos meses sin usar y la introduje en el orificio del cajero.
Marque mi clave secreta y digite el monto que quería sacar, con quince mil pesos sería suficiente, el cajero se demoro bastante y luego de eso saqué mi billetera y guarde el dinero, hice lo mismo con la tarjeta.
Fui donde Lucia y nos sentamos en esos pisos largos que son bastante molestos, el café estaba muy caliente así que empecé a soplar para poder beberlo rápidamente y salir luego de ahí.
-Todo esto es culpa tuya- dijo Lucia mientras soplaba su café cortado.
El mío era cargado y sin azúcar.
-No empecemos ahora-dije mirándola- no nos sirve de nada buscar culpables ahora.
Yo pude ver en su mirada el odio que tenía hacia mí, era obvio que si tenía una chance para asesinarme no dudaría en llenarse las manos con sangre con tal de deshacerse de mí.
Creo que la amo.
-Siempre con tus miradas misteriosas- dije coquetamente.
-Esta mirada no tiene nada de misterio- me aclaro ella- es una mirada de puro odio, si no te he matado un es porque no se ha dado la ocasión.
Lucia estaba pensando con el culo.
-Lucia, no nos podemos poner así, tu plan es bueno, si salimos del país quizás podríamos empezar desde cero- tome un poco de café y me queme el labio- pero ambos tenemos que poner de nuestra parte para que funcione. Mírame a mí, yo también perdí mi casa, mi trabajo, todo lo que tenia, o creía tener ahora esta convertido en cenizas.
-¡Pero porque tu así lo quisiste!- me dijo gritando-eres un egoísta, no tenias porque meterme a mi en esto. ¡Yo era feliz!, y ahora no tengo ni si quiera una casa donde dormir. ¡Con el Matías habíamos pensado hasta en casarnos!
Creo que tenía razón, quizás estaba siendo un poco egoísta.
Me odiaba y yo la amaba.
Yo sabía que no sacaba nada con pedir disculpas, así que cuando ella hablaba yo solo asentía y le decía que tenía razón, a estas alturas no estaba con ánimos de pelear, además creo que había perdido bastante sangre, de no ser por el nudo improvisado que me había hecho con la polera vieja quizás ya estaría desmayado.
Iba en la mitad del café y Lucia seguía retándome, cuando se me vino a la cabeza la idea de mirar hacia el estacionamiento para ver cómo estaba el auto. Al ver lo que vi toda la sangre se me enfrió y estuve a punto de escupir todo el café que tenía en la boca.
Una patrulla de carabineros estaba estacionada justo al lado de nosotros, los policías estaban bajándose lentamente mientras uno hablaba por teléfono.
-No me cabe por la cabeza como una persona…- Lucia seguía hablando, pero yo no le ponía atención.
El carabinero con el celular se quedo al lado del coche patrulla, el otro fue enseguida a inspeccionar el Kia Soul de Lucia, el asiento del conductor tenia leves machas de sangre.
-...y nunca más se me pasaría por la cabeza tener que salir con…- hablaba, pero como dije antes mi atención estaba fijada en otra cosa.
Al percatarse de las manchas de sangre el carabinero advirtió al que estaba usando el teléfono, este corto y se dirigió al auto a cerciorarse de lo que le había dicho su compañero.
Me puse de pie y Lucia me quedo mirando de la misma manera extraña, igual como lo había hecho casi todo este tiempo.
-Mira lentamente detrás de ti- le dije mientras dejaba el café sobre la mesa.
Se volteo y su impresión fue inmediata, dio un pequeño pero estremecido salto y nuevamente dirigió su mirada hacia mí.
Nunca la había visto tan hermosa.
Me volví a sentar y seguí tomando el café.
-¿Qué hacemos ahora?- me pregunto estremecida, ella seguía de pie.
-Tranquila- le dije- siéntate y actúa normal, tengo un plan.
Sonó bastante cliché.
Si me decía algo como planear es malo o yo no te enseñe a planear estaba dispuesto a meterle una bala entre ceja y ceja.
Me hizo caso y tomo asiento, la puerta se abrió y los carabineros ingresaron a la estación de servicio, mirando hacia todos lados buscando algo, buscándome a mí. Trate de ocultar mi pierna ensangrentada para no levantar sospechas pero me fue muy difícil, pero creo que paso inadvertida.
Entonces recordé que traía la pistola en el bolsillo.
Se me puso la piel de gallina.
No podía arriesgarme a sacar el arma en frente de la policía, ellos seguramente eran mucho más rápido y en un pestañeo me dejarían lleno de balas. Actué normal y me paré lentamente, mira a Lucia para que hiciera lo mismo que yo. En mi bolsillo se notaba que el bulto que llevaba era un arma.
Pase por el lado de los carabineros y solo uno se percato de mi presencia, el otro estaba mirando hacia el otro lado de la tienda.
Su mirada bajo hacia mi pierna herida y luego subió hasta mi bolsillo, era obvio que había notado lo que llevaba, reacciono enseguida y acerco sus manos hacia su arma de servicio. Entonces yo lo empuje contra la vitrina de vidrio donde tenían los postres.
Un fuerte estruendo recorrió toda la tienda y enseguida las miradas se desviaron hacia el lugar donde estaba yo, rápidamente agarre a Lucia del brazo y empuje la mampara de vidrio para salir 
¡PUM!
El compañero del herido carabinero había disparado su arma de servicio, por suerte había fallado, solo logro asustar a la gente creando así una especia de manada, lo cual me sirvió para ganar tiempo. 
Le quite el seguro al auto y entre rápidamente, eche andar el motor y aceleré a fondo.
¡PUM!
La bala rompió el parabrisas trasero del auto de Lucia, mientras yo pasaba a segunda. Las sirenas del auto policial se encendieron y empezaron una especie de persecución bastante molesta para mí, me puse el cinturón y enseguida Lucia hizo lo mismo. Ni si quiera yo tenía claro cómo iba a terminar esto.
Si bien mi plan principal era estar lejos de ella ahora estábamos en estos problemas juntos, cada uno tenía manchado su nombre con un asesinato y yo además con dos incendios.
Nada podía ser peor, creía yo.
Mire por el espejo retrovisor y ahí estaba, un coche de policía pidiéndome que me orillara en plena carretera, que desconsiderados, pensé.
60 kilómetros por hora.
Lucia me miraba con cara de espanto.
Lejano a mí se veía el peaje, no creo que sea una buena idea parar para pagarlo.
80 km/hora.
Dejábamos lentamente atrás el auto que nos perseguía, pero aun se sentía y se veía la sirena.
96 kilómetros por hora.
Me detuve un momento a admirar el hermoso paisaje que nos rodeaba.
Empecé a esquivar autos que iban más lento que yo, ellos se dedicaban a tocar la bocina y decir garabatos, si supieran que yo llevaba un arma.
Lucia seguía aterrada.
En la radio sonaban Los Prisioneros.
…es mentira,
eso del amor al arte,
no es tan cierto 
eso de la vocación…
120 kilómetros por hora.
Lucia empezaba a gritar, es como si algo malo fuese a ocurrir, no puedo creer lo pesimista que es.
En el espejo retrovisor volví a divisar un coche patrulla.
…o es nuestro estúpido sistema,
es una nueva religión 
o tal vez solo sea su emblema…
Cada vez estábamos más cerca del peaje, vire para buscar una cabina que estuviese desocupada, pero no disminuí la velocidad.
-Frena, ¡Frena!- Lucia parecía un poco estremecida.
130 kilómetros por hora.
Pasamos rápidamente por el lado de la cabina de peaje, al darse cuenta que no pagaríamos la persona responsable de cobrar agarro una especie teléfono y se puso a hablar.
Hicimos trisas la tabla que se levanta cuando uno paga. Y yo subí el volumen a la radio.
…quieren dinero
quieren dinero
quieren dinero
quieren dinero…
Perdimos por completo a nuestro perseguidor y yo seguí con la misma velocidad, esquivando camiones, autos y un par de motos.
Al fin un poco de emoción corría por mis venas.






viernes, 12 de abril de 2013

Kiltro


¿Y quién como ellos?
Siempre fieles, más de lo que nosotros creemos, 
mañana helada y te siguen hasta el fin,
su mirada clava en mi mil puñales y una sensación de culpa extraña.
¿Qué sienten ellos?
No basta con un trozo de pan,
una mirada o una caricia...
Ellos necesitan más,
necesitan esa seguridad de que al momento de despertar la selva de cemento mal no los va a tratar.
Llenos de bichos chupa-sangre,
no importa, ellos igual te siguen a todas partes.

¿Y tu aun te cuestionas quién es el animal?
Bueno pues yo te pregunto:
¿Quién es el que manda a matar?
Hay miles de humanos que aun estando perfectamente limpios...
Son sarnosos,
son pulgosos,
las garrapatas les devoran los sesos.
Mientras más conozco al humano más quiero a mi perro.
Ellos son verdaderos y si muerden es solo por miedo, no como nosotros que lo hacemos por celos.
Yo los incito... Apelo a su revolución, que se liberen de su opresión,
muevan sus colas al ritmo de una sola canción,
que sus dientes brillen al sol.
Son animales, pero aun así tienen corazón...
No se dejen maltratar, no tengan miedo a matar,
háganlo antes de que al tipo de corbata se le dé la oportunidad,
pues créanme que él no vacilará y con deliciosa comida su estomago envenenará.
No, no tengan miedo, júntense todos y ladren al cielo:
¡SI EL MUNDO FUE NUESTRO AHORA LO RECUPERAREMOS!
Así que... ¿Todos los perros van al cielo?
Tener suficiente respeto en la tierra es ahora su deseo.



miércoles, 10 de abril de 2013

Morir de felicidad


Edema de ideas, tumor de versos.
Si no me desquito ahora en el cuaderno es probable que explote,
mi cerebro se hinchará y a todos dañará.

¿La verdad?
Yo ya estoy muerto,
mi cadáver es manejado por hirientes verbos,
mi piel poco a poco se va a pudrir,
mi boca se deshoja y me impide sonreír...
Morí, pero de felicidad.
En amor ahogaste mi corazón, cuando tu piel me tocó este se estremeció.
No te escondas, pues tuya es la culpa. Me mataste de amor y felicidad, calla que hoy no pienso aceptar tus disculpas.

Mis versos ya solo son un cáncer,
tus besos me tenían bastante estable, pero te fuiste y comenzó de nuevo la adicción.
Jalando líneas de arial black, tratando de vivir sin soñar.
Me mataste de amor ya estando muerto, ahora mi cerebro abrumado se masturba con tu recuerdo y precoz-mente eyacula versos.

Versos que dan sentido a mi vida fría, mi cuaderno es quien mejor me conoce hoy en día.
Tengo hambre, quiero comer corazones, a falta de razones invento excusas... 
Al destino despedí y ahora es él quien me busca.
Pero que plenitud más desagradable, créeme que hay días en que extraño mi vida inestable. 




miércoles, 3 de abril de 2013

El hombre que murió de sueño [Capitulo 7]


La verdad es que nunca antes había recibido un disparo. Era una sensación muy dolorosa y confusa, es como si a uno le atropellaran la pierna con una aplanadora, rompiendo así el hueso.
Yo creo que la bala se me había incrustado.
Fue entonces cuando sentí la caliente sangre llena de rabia recorrer todo mi cuerpo a través de mis venas, sentí el enojo al máximo, junte mis dientes y lo mire fríamente.
Me estaba apuntando fijamente a la cabeza.
-Quédate ahí hueón, te mueves un poco y te hago volar los sesos- tenía más miedo que yo.
-¡Matías!- grito Lucia mientras corría en dirección a él- ¿Estás bien?
Que pregunta más estúpida.
Se abrazaron y luego ella le inspecciono su herida en la cabeza, la herida que yo le había efectuado con el hermoso jarrón. Era una pena que un jarrón así se perdiera.
-Me duele mucho la cabeza- su voz dejo aun más al descubierto el miedo que sentía- anda al living y llama al tiro a los carabineros.
Y fue esa idea la que no me gusto.
Se quedo mirando como Lucia se alejaba en dirección al teléfono y bajo el arma, se despreocupo, me dio una chance. Me pare rápidamente y me abalance de un salto sobre él, chocamos contra la pared y el arma semiautomática se disparo contra el techo color azul. Empezamos un eterno forcejeo por tratar de tomar el arma, el que le quitaba el arma al otro ganaba, el juego era bastante simple.
Tuve que jugar sucio para ganar, con mi rodilla revente fuertemente sus testículos, Matías grito fuertemente y seguido de eso dejo caer el arma a mis pies. Aun lo tenía agarrado cuando me agache para recogerla, solo centímetros separaban mis dedos de la opaca pistola, cuando su pie la pateó en dirección a Lucia, quedando así justo entre sus piernas, luego Matías me agarro del cuello y comenzó a golpearme en el estomago.
Ahora el juego tenía tres participantes.
-¡Dispárale!- le ordena Matías, mientras me golpea fuertemente.
Lucia no dice nada, solo apunta hacia mí el arma y llora, llora de una manera exagerada, como si alguien fuera a morir.
Pero yo sabía que ella no dispararía.
Seguíamos forcejeando con Matías, yo le golpeaba tres veces en el estomago y dos en el rostro y enseguida el me devolvía de la misma manera los golpes, así como íbamos teníamos para mucho rato.
-¡Dispárale por la chucha!- dijo Matías mientras una de sus muelas volaba lentamente en dirección al suelo.
Lucia seguía llorando y apuntándome, dude si es que vacilaría en dispararme.
Agarre del cuello a Matías, lo hice dar media vuelta, entonces hicimos un cambio de posiciones muy rápido, yo quede donde estaba el y el quedo donde estaba yo, iba a golpear su estomago nuevamente cuando de repente ocurrió lo impensable.
¡PUM!
Pude ver como en cámara lenta la bala atravesaba lenta y quirúrgicamente la cabeza de Matías.
Los sesos salieron disparados de su cráneo, fueron a parar al suelo y otro resto quedo pegado  en el techo que segundos antes era color azul cielo.
Y mi polera quedo empapada en sangre.
Y el cuerpo muerto de Matías cayó al suelo junto con la pistola que sostenía Lucia.
Lo que siguió fue bastante confuso para mi, al azotarse en el suelo lo que quedaba de su cabeza se golpeó, el sonido que hizo fue parecido a cuando se rompe una sandía.
Como es de esperar Lucia lloro, gritó, se agarraba el pelo y seguía gritando con mucha más fuerza.
Ya había matado a dos de sus pololos.
A mi metafóricamente hablando y a Matías con una bala en la cabeza.
Lucia seguía gritando mientras yo lentamente me acerque para tomar la pistola que estaba debajo de sus pies, ella no movió ni un solo pelo, su cara demostraba todo el impacto que había sentido. Tome la pistola y me la guarde en el pantalón, luego mire el cadáver inerte del Tipo X y dirigí mi mirada a Lucia.
-Está muerto- quería intentar hacer reaccionar a Lucia.
Pero ella seguía con la vista perdida en un punto que no pude encontrar, es como si estuviera mirando un abismo infinito, la oscuridad, el miedo y la pena se veían reflejados en sus ojos.
La agarre de un hombro y seguía sin mirarme.
Le apunte con la pistola y seguía sin mirarme.
Entonces agarre de las piernas a Matías y lo arrastre hasta la cocina, dejando así un camino de sangre, entre a la cocina y recordé donde era que Lucia guardaba las bolsas grandes para la basura, abrí el cajón y saque una. El cuerpo de Matías era bastante pesado, así que me costó bastante meterlo dentro de la bolsa.
La blanca baldosa de la cocina ahora estaba con grandes manchones de roja y fría sangre.
Fui hacia mi mochila esquivando del suelo los trozos de ceso y pedazos de lo que quedaba del jarrón. Abrí la mochila y saque la botella de ron y unos fósforos y me devolví a la cocina.
-¿Qué vas a hacer?- pregunto Lucia. Qué bueno que al fin haya reaccionado.
-No lo sé, seguramente algo estúpido y peligroso- ni si quiera voltee para hablarle.
Sentía su mirada clavada en mi espalda, sentía su ira y sabia que me culparía a mi por la muerte de su pololo.
Rápidamente me adentre en la cocina, abrí la botella de ron y lentamente empecé a empapar la bolsa negra con el caro licor que un par de días atrás había usado para tragar mis pastillas. No use toda la botella, solo lo necesario, la tapé la deje encima de un mueble blanco. Hurgue en mi bolsillo buscando la cajetilla de fósforos marca Copihue, la saque y pensé bien cuales serian mis siguientes pasos.
No podía cometer ningún error.
Tenía que pensar bien que era lo que quería hacer de ahora en adelante.
No tenia casa.
Estaba involucrado en dos asesinatos.
Deje los fósforos al lado de la botella de ron y fui al lugar donde estaba Lucia, no se había movido ni un centímetro de donde la había visto la última vez.
-¿Qué vamos a hacer ahora?- dije mientras caminaba hacia ella.
-Algo loco y estúpido seguramente- respondió, mientras se ponía lentamente de pie.
Creo que la amo.
-Ven, me dijo mientras volvía a entrar a su pieza- cámbiate esa polera, tenemos que irnos rápido de acá.
Buscó rápidamente en el pequeño closet, hasta encontrar una polera color crema con unas letras sin sentido en la espalda, era una de las poleras que había dejado en su casa y nunca se la pedí de vuelta.
-¿Lo quemo?-le pregunte mientras me cambiaba la polera.
Su mirada me lo dijo todo.
Una vez con la polera cambiada volví a la cocina, tome los fósforos y prendí uno, rápidamente lo arroje sobre la bolsa que contenía el cadáver. Lentamente el fuego comenzó a recorrer a Matías, el olor a plástico quemado salió enseguida y poco a poco empezó a consumirse.
Salí de la cocina y cerré la puerta con llave, sé que no servía de mucho, pero aun así lo hice.
Ahora es cuando mi futuro se tornaba muy incierto, no sabía que sería de mi, donde iría, de que vivirá, con todo esto seguramente lo mejor era irse lo más lejos posible.
Quizás salir de Santiago.
Quizás salir de Chile.
Sonaba exagerado, pero ahora no veo ninguna otra opción.
Agarre a Lucia del brazo, tome mi mochila y salimos rápidamente de su casa, una vez afuera nos miramos y ella me abrazo fuertemente, en su abrazo me transmitió muchas cosas, un poco de amor tal vez, pena, susto y mucho, pero mucho odio.
-Toma las llaves de mi auto y vámonos a algún lado, no me importa donde, pero lejos de acá- dijo mientras me tiraba las llaves del Kia Soul color verde limón.
Pip pip.
Retire el seguro y abrí la puerta, del auto salió un olor a desodorante de pino, subí mientras Lucia hacia lo mismo, introduje la llave y eche a andar el motor.
-¿Hacia dónde conduzco?- le pregunte mientras marcha atrás salía de su jardín.
-Lejos de aquí- dijo poniéndose los lentes de sol.
-Lucia, enserio. ¿A dónde?- ya me estaba empezando a molestar su actitud.
-¡No sé, no sé, no sé!- su voz ya no estaba calmada, es más estaba gritando mientras se golpeaba los muslos.
Cada vez me molestaba más su actitud, frene fuertemente y me quede mirándola.
-Haber Lucia, no hay tiempo para esas cosas de ponerse nervioso, te recuerdo que la que mato aquí eres tú, así que anda pensando en un plan para ver cómo nos podernos librar de todo esto.
Se quedo callada por unos minutos y enseguida habló.
-Vamos para el sur, el paso Libertadores, nos vamos para Argentina, en alguna Pronto Copec pasamos a comprar las cosas necesarias.
Lucia planeando algo, definitivamente la vida es una ironía.
La vida nunca te deja ser la persona que tú quieres ser, siempre te obliga a cambiar, a adaptarte para poder sobrevivir.
El reloj marcaba las seis en punto y en todo el trayecto no habíamos hablado ni una sola palabra con Lucia. 
¿Sera que estoy viajando con una muerta?
Seis con cuarenta y llegamos a la carretera que nos llevaría hasta nuestro destino, miré mi billetera y solo tenía cuatro mil pesos, era de vital importancia pasar a un cajero antes de llegar a algún peaje.
Entonces Lucia prendió la radio.
“lo que parecía ser una tranquila tarde de lunes se convirtió en una laboriosa jornada para dos cuerpos de bomberos, uno en Santiago centro y otro cerca del  barrio Bellavista… también carabineros está investigando lo que podría ser un posible asesinato de un taxista en una plaza cerca del lugar del primer siniestro. Con una foto tomada por un teléfono celular peritos está intentando identificar al joven responsable de este incidente… ¿Podrán estar relacionados estos incendios con este posible asesinato? Quédese atento a las noticias en Bio Bio, la radio…”
La cosa se empezaba a poner interesante.
Sentí la adrenalina correr por mis venas y pise a fondo el acelerador.



martes, 2 de abril de 2013

Muerte súbita

Si no me otorgas felicidad, es como del buen sueño despertar,
si no percibo tu olor, me tiento de irlo a buscar...
Y es que te guste o no, eres necesaria.
Me mantienes feliz, te encargas de poner el pesimismo a raya.
Al tomar tu mano siento el frío del abismo, sé que si saltamos juntos ese frío será distinto.
No te mientas diciéndote que no, tú me necesitas, al igual que yo.
Esperanza embotellada son tus besos,
bienvenida la locura ahora que estas en mis brazos.
Nuestras miradas se clavan... El tiempo pasa más lento, siento su calor y se infla mi pecho.
Estamos en esto, que llaman amor, pero yo se que lo nuestro es más fuerte.

Drógame, inyéctate en mi boca...
Toca mi alma, y verás lo que provocas.
Renueva mi esperanza que quemó el destino, lustra mi sonrisa... contigo soy yo mismo.

Al fin... toco las nubes,
las estrellas que se burlen, hasta ellas saben que su brillo es sublime,
cuando llegas allá arriba solo son una ilusión. Luego de vuelta a la tierra y contener la respiración.

Yo soy... Lo que tu llanto se llevo.
Yo fui... Un intento de perfección.
Y ahora... Solo me queda el amargo sabor de pensar que algún día podré ser mejor.






lunes, 1 de abril de 2013

Astarté

Eres Astarté, si te quiero y no estas 
tu aroma se evaporó y hoy produce una lluvia ácida
quema mi conciencia y las ganas de cambiar
te quiero aun más y sigues sin estar...
Eres Astarté dueña de mi corazón
olvido mi razón jurando eterno amor.
¿Oye... no te aburre respirar ausencia?
¿No te cansa la necesidad de pensar en mi alma tensa?
¿No te aburres de cantar las mismas canciones, que luego olvidarás por falta de razones?
Te maldigo Astarté tu corazón nunca fue mío
solo fue una vaga ilusión de mi cerebro frío...
Te bendigo Astarté ... pues me tiento a amarte
tentado de  olvidarte me obligas a besarte.
Te bendigo Astarté pues me tiento a amarte
pero tu esencia ya se fue
hoy solo queda odiarte.