por las calles heladas comencé a andar
fui dejando mi vendaje
tirado en cada esquina
empapado en la sangre de aquella vieja herida
que aún no cicatriza
que día a día me paso llevar.
La cara agria
desenmascarada y sin disfraces
los ojos cerrados
las ojeras marcadas
ignorando el paisaje
obligándome a tomar atajos desconocidos
para perderme en mis propias calles.
Voy con la cara larga
chicle estirado, entre la zapatilla y el pavimento
buscando algo nuevo
cien por ciento aventura
nada de cotidianidades.
No hay nada refrescante en este paseo
solo estoy yo
siempre lo he estado
preferiría que fuera de otra manera
para así poder avanzar.
El terror me hace languidecer
como una pistola en mi sien
estancado en una calle que creo conocer bien
después de media hora me declaro perdido
sin máscaras
sin protección alguna
yo y solo yo
escapando de lo cotidiano
la desesperación toma posesión de mi cuerpo
no creo ser capaz de seguir
y en un dos por tres
ya me encuentro nuevamente de vuelta a casa
por esas viejas calles, archiconocidas
y las manos sudorosas, apretadas en mis bolsillos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario