que me siento como abandonado
en el fondo de un hondo pozo
que está casi vacío
excepto por una atemorizante humedad
que recorre con ímpetu sus ladrillos y recovecos.
Luego de tantos intentos por salir he perdido la cuenta
he perdido mis uñas también
y el conocimiento de cómo luce el sol
pues tan solo he podido contemplar de lejos algunos de sus rayos
pero nunca más su totalidad golpeando mi cara.
Acá abajo mis latidos causan un terrorífico eco
que poco a poco se convierte en un triste ritmo
al cual ya me acostumbré
de hecho, a veces me hace bailar dormido.
La humedad causa pestilencia, moho y llanto
y la falta de luz
ha provocado que me sienta enajenado de mi propio ser
por lo que me distraigo fácilmente mirando las aves
que con dañina curiosidad
posan sus patas al borde de este triste pozo
y sin saber que colaboran con mi fría tristeza
defecan hacia su interior.
Pareciera que llevo años aquí
sin embargo, no me logro amigar con las abundantes cucarachas
portadoras de sueños que en otrora tuvieron importancia para mí
que están siempre a mi alrededor
pero que ahora solo yacen impávidos en los crujientes lomos de los negros bicharracos.
Quizás podría dar un salto y salir de acá
arrancar de este destino que se ha sellado con mis labios
abandonar la pestilencia de la depresión
mirar el sol una vez más
pero el miedo me posee cuando voy a intentarlo
si fallo será el final
y tendré que estar para siempre acá
sabiendo que jamás es imposible
prefiero no saberlo
y pudrirme lentamente
conformándome con solo mirar unos pocos rayos de sol.
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