martes, 14 de marzo de 2017

Otro frío día de verano

Qué entre ya la soledad
no existe vacío existencial que las letras no sean capaces de llenar.

Hace algún tiempo atrás 
y en una dosis de dedicación y casualidad
planté en el cielo de un puro grito
mis más profundos y tristes deseos
hoy veo
con los pies “bien puestos en la tierra”
como aquellos deseos exiliados
carentes de vida propia y base solo de aquel impulso natural
florecen y se regocijan en lo más alto del cielo
ahí donde está ese dios que no se digna jamás en bajar.

En el cielo están entonces
mis más tristes deseos
dejándose llevar por el viento
y balanceándose por las grises nubes
sin permiso mío ni de nadie 
sonriendo junto al sol y las aves
y estoy seguro de que existen particularmente ahí
para que los pueda mirar y cada vez
morir de pena
una y otra vez.

No encuentro otra explicación o definición
ahora mismo siento que todo lo que sobra está demás 
solo hay una cosa clara
hay que dejar que entre no más la soledad
de ahí vemos bien
como salvar esta realidad.

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