Café de 350
sea como sea
acompaña en las mañanas, aunque sea tarde
sostiene mis ojeras
conversa y raspa mi garganta
la quema, la despierta.
El mate compite con mi café
gana la carrera, por lo amargo
llega a mi escritorio y me dice que la fe ya no mueve
montañas
y que él
al igual que el café
puede trabar mis pestañas.
No es que el sueño sea mi enemigo
todo lo contario
lo considero un sagrado aliado
un aliado que prefiero mantener callado.
El sol se quemó
y yo en lo oscuro de mis ciencias
busco una realidad concreta
una realidad que deje satisfecho al inconsciente…
Solo encuentro mentiras que me obligo a creer.
¿No hay más de lo que se ve?
No lo creo,
yo cierro los ojos y veo un mundo nuevo
un mundo exento de timidez y de buenas costumbres.
En mis creencias busco incertidumbre
algún pilar oxidado que quiera ceder,
así,
solo por jugar.
Solo por jugar con las coronas de las cabezas equivocadas
jugar con el noble, burlarme de él solo por envidia
admitiendo errores a medias,
pero encontrándolos en lo más cotidiano.
Prometo caos mental
y cosas
pensamientos de metal
que juro que el tiempo jamás logrará fundir…
Y yo sé, que en realidad, jamás será así.
Cuando el pasado te persigue es imposible convencer al
tiempo de ser tu aliado
es imposible dejar de leer el destino
aunque sea en una feria artesanal por 350 pesos
aunque equivalga a un café
de esos espesos…
Y aunque este poema no tiene sentido
demuestra lo que el paso de los años
ha hecho conmigo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario