En este silencio mortal
mortífero de verdad
siento cierta necesidad de confesar lo inconfesable
de llorar también
aunque parezcan exagerado
o quizás de mal gusto
da igual
creo que solo haré
aquello que la inconsciencia dictamina.
Caminaré lento
con cierto estilo opaco
y sin mirar atrás
romperé el reino del silencio con mis confesiones
las cuales serán gritos de batalla para mi mal herido auto estima.
Confieso que hoy
me siento tan incómodo como me he sentido toda mi vida
la cual a ratos parece prestada
he de confesar que
he tratado de luchar contra aquella incomodidad
pero al parecer tiene garras y se aferra siempre a lo único que no puedo desechar
se aferra a ese putrido odio por mí mismo.
Confieso que
no he vivido mucho
he seguido protocolos, sí
pero no he sabido romperlos en los momentos necesarios
me consume el miedo cuando me despego de ellos
y la frustración se hace ver cuándo noto
lo infames que son.
Confieso que los días ya no pasan más lentos
o rápidos
solo pasan
y siento que eso no es bueno.
Confieso que escribir ya no es lo mismo
no lo hago con alegría y mucho menos con realización
solo es otra sagrada tarea
qué evita que me degrade y deshaga en mal humor.
Confieso que ya no es hobby
es necesidad oculta en habilidad
qué no hace más que apuñalar mi cuerpo muerto.
He de confesar que ya se termina esta confesión
e inevitablemente faltaron confesiones que hacer
pero el silencio es más fuerte
y su grave voz me hace callar
ha de reinar por 15 siglos más
hasta que este inconsciente
explote de nuevo.
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