martes, 6 de enero de 2015

Raspado

El alma también se aburre de inventar razones
poemas que duran mil años
miradas no aptas para ojos tacaños.
Quiero arrancarme los ojos
y hacer con ellos algo mejor…
A lo mejor alguna estúpida cura para calmar el dolor
o un silencio eterno que se evapore en mil años.
Que la sangre que recorre mis venas
vuelva de donde era
que haga lo que antes hacía
antes cuando yo
no interfería.

Al fin y al cabo todos nacemos en un cementerio de sueños
todos hemos soñado con ser algo que jamás seremos.

Ya no me queda miedo
pero tampoco fe
lo que me queda es un pequeño gusto amargo
una constante acidez
que por más que ignoro no se va.
Es ese fuego interno
que me dice que al final todo se va
y lo único que queda es la brillante oscuridad.
Aunque aún me queda raspado de conciencia
una poesía precisa y llena de polvo
aún me queda mi bolsillo roto y una culpa a medio devorar
aún me queda un conchito de mí para compartir.

Y si la razón se desangra
no quiero ningún doctor
quiero a un sociópata drogado con tenazas cumpliendo su labor.

Un día de calor
marejada poética
potencia surrealista es lo que necesito
a lo mejor ya perdí mi toque
a lo mejor nunca lo tuve
a lo mejor me perdí en el papel y nunca lo supe
es probable que algún día deje de ser yo
y con un mate en mano
seré cien por ciento libre

al fin. 


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