Mientras más
he caminado
menos he
conocido
y es que la
vida misma ya no tiene sentido,
de brazos
cruzados contemplando el espejo,
el me mira
fijo…
Creo que no
es mi reflejo
entonces
comprendo que ya no soy yo mismo.
¿Me
comprendes?
No creo y es
que es muy complejo,
difícil de
explicar con simples palabras,
pues ahora
veamos si con un par de versos te basta.
Cuatro de la
mañana y no tengo sueño
el lápiz se
desliza sobre el papel sin freno
y la cabeza
pregunta:
¿Por qué no
te duermes luego?
Respondo con
un suspiro y se queda callada.
¿Será quizás
que le gané en esta batalla?
Es muy
pronto para responder esa pregunta
y muy tarde
para acostarme con los pelos de punta.
La esperanza
se escondía como sol de atardecer,
puse
atención a la hora y era de amanecer.
El papel
pregunta:
¿Por qué me
haces sufrir?
Y le
respondo que es mi precio por fingir,
fingir algo
que no era y terminar convirtiéndome en eso…
Llorar hasta
que no queda nada bueno en tus huesos,
cambiar
tanto que no reconoces ni tu propio pellejo.
¿Qué si lo
siento?
Bueno en
verdad no siento nada,
solo la pena
ahogada y la soledad alejada.
¿Acaso le
dio miedo el hecho de estar acompañada?
Y es que tu
sonrisa la tiene bastante acomplejada,
ahora se va
lejos a conquistar otra alma atormentada.
No puedo cambiar
es
imposible,
puede que
sonría, pero aun me siento triste.
Digo puede,
pues puede
ser mentira
quizás es
solo una ilusión de mi alma cochina
qué extraña
el sabor
de mis
lagrimas del día a día.
No hay comentarios:
Publicar un comentario