Por más que intente apagarte y opacarte, aún mantienes el fulgor... Fulgor blanco como la nieve, blanco como mi rostro cuando ve tus tiernas perlas.
Y es que por más que trato de admirar toda la constelación tu como estrellas llamas toda mi atención y me dejas sin razón.
La divina travesía estelar se ve nublada por tu rojo aura, tu rostro de alma desenfrenada que atrae todas las miradas, pero solo la mía deja encandilada.
Lo racional termina en fantasía, mis entrañas quedan frías de solo pensar en tu cálida y dolorosa imagen, desenfundo mi alma la dejo ir...
Bueno, en fin... Por aquella estrella he de morir....
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