lunes, 26 de agosto de 2013

Mate de ayer

Me guardé mucha felicidad para mi,
ahora viene el bajón,
el knock-out hasta el fin.
Compré mis limites y los limité,
me eliminé de algo ilimitado que nunca superé,
y aunque averigüé la supuesta cura mi enfermedad,
en la soledad nocturna no encontré ninguna farmacia abierta.
Ofuscado ante tanta comparación...
¡No quiero ser como el resto, solo quiero ser yo!
Y aunque la tinta podrida abunde en mi corazón, te prometo que aun me queda un poco de amor.
No quiero ser dueño de nada más,
que de mí mismo, 
no me interesa vivir correctamente.
Los errores son para cometerlos hasta aprender.
No me interesa ser o no ser, me interesa que seas...
Yo no escribo, y es difícil de explicar.
Al verme llorando al espejo es imposible no contener la risa, es imposible no suplicar,
a no sé quien, 
suplicar un cambio.
Como siempre he querido y como nunca me ha funcionado...
Toma,
toma todos mis miedos, 
transfórmalos en algo mejor.
Quiero salir de mi, odio estar en medio de la tormenta que me crió,
podría ser como el hijo prodigo, pero jamás volver.

Desnudar a la frustración y disfrazarla de angustia,
ahogar al ego en lagrimas de humildad,
pesa tanto que no puede nadar.
El pasado es un peso pesado, intento volar,
pero sus cadenas me mantienen anclado a esta tierra
que con tanto odio y resentimiento me ha criado en la inconformidad,
odio la mediocridad, pero cuando intento hacer más lo único que hacen es discriminar.
¿Así quién quiere volar?
¿Es malo querer ser más?
Sí, el revólver es negro, pero blanca la esperanza.
Ojos daltónicos de la realidad,
deforman, destruyen y crean ambigüedad emocional.

Podría seguir escribiendo...
¿Pero para qué?
Un poema eterno que comprenderías en un momento,
nunca sentirás lo que llevo aquí dentro.
Nunca sabrás por que me quiero desangrar escribiendo,
derretir no siendo,
llorar sintiendo,
morir sonriendo.

Me guardé mucha felicidad para mi,
ahora viene el bajón,
el knock-out hasta el fin.






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