martes, 25 de octubre de 2011

Serpiente gris

En la entrada de la cueva yo me encuentro, al entrar me golpea en la cara una brisa de muerto, el pútrido olor lleno de desilusiones.
La gente se junta por montón, esperando a la serpiente, no se dan cuenta que su apariencia miente.
Solo veo polillas grises, como mariposa me siento en crisis, yo tan animado y todos los demás tan tristes.
La serpiente llega y se detiene con ímpetu abre sus escamas para que nosotros entremos allí, sabemos que no queremos, pero debemos.
Al entrar me sumerjo en la amorfa masa gris, observo mis alas el color se va...
El viaje cae en la monotonía, no me agrada para nada.
Dentro de la culebra hay asientos como para aparentar que existe algún nivel de comodidad, no es cierto, esto es como el infierno.
Al terminar el interminable tramo salgo como parte de la masa, no se que me pasa, apuro el paso casi a trote, subo la escalera cansado, BAQUEDANO, al fin he llegado.



Lúgubre serpiente...

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