martes, 24 de mayo de 2016

¿Donde vuelan los peces?

No quiero aquella inmunda vida
plagada de fantasmas
no quiero aquella inmunda vida plagada de sentimientos encontrados
cambié mis rutas
cambié mis horizontes
cambié mis plásticos y mis cartuchos
luego de uno
dos
tres
quizás luego de tres meses cambié mi fachada
no fue fácil
independientemente de eso lo cambié
cambié las calles por las cuales me dirigía al matadero de sueños
cambié los horarios
tal cual como una maquina me reprogramé
traté de olvidar el dulce sabor del sueño muerto
complaciente a corto plazo
asesino a largo plazo.

Cambié tanto
¿por qué aún me siento así?
ponzoñoso y delicado
aterrado de aquellos recuerdos de punta blanda
que extrañamente me hieren por la espalda.

Así es quizás la nueva vida
luego de todos los cambios sigue siendo la misma
luego de todos los días
quizás no es mía
quizás se acaba ahora
quizás debería cambiar para siempre

aquella sonrisa falsa y delatora.

Memoria de pez

Dicen que tengo memoria de pez
que olvido lo clave
como por ejemplo
la hora o el detalle
de aquello que parece importante
pero no me emociona.
¡Alegan sin cesar!
Que me más en serio esto
que mire más rato aquello
o que no pierda el tiempo... como si este
se fuera a evaporar
o fuera propio
como para perderlo.

Es que quizás
hace algún tiempo atrás
yo estaba contenida en papel
mis pliegues blancos y lisos estaban serenos
ansiosos por empaparse de gris misterio
ansiosas por tener una historia que contar.
Así me dejé llevar
me sedujo su frivolidad
me dejé empapar por su suciedad
el blanco papel
de tanto borrar
se transformó en mi piel
tatuaron en mí toda su rutina
desdicha e infelicidad
prejuicios por montones colgaban de mí
y no hay borrador que los pueda desaparecer.

Dicen que tengo memoria de pez
bueno; ahora la piel también
desde cero quiero comenzar a escribir en ella
tatuar los más hermosos versos
con borrones liquidar lo que pusieron en mí.
Que la sensualidad de mi piel exprese
que si tengo memoria de pez
es debido a que así lo quiero
y no al revés.